(Katsushika Hokusai)
El adolescente Kazuma, que lleva poco tiempo en tareas del molino se queja. ¿Va a ser siempre así? Los compañeros ríen y se mofan. Desde que el arroz es arroz es como decir desde que el mundo es mundo. Pero el mundo es más grande y diverso, replica incauto. Y esto también, dice Teisuke. No te revuelvas por ello, puedes elegir. Si no te gusta cargar sacos siempre podrás volver al arrozal y pasarte el día con el agua a la cintura, haciendo gavillas y curtiendo tu cuerpo para el reuma que un día heredarás. Además no digas que esto es aburrido, salta Kiyogi. Hoy te puede apetecer cargar con los sacos, mañana volcar el arroz para quitar la cascarilla, o bien ir con las mujeres a lavar el grano. Y si sabes algo de mecánica tal vez te interese estar pendiente de que la rueda no se bloquee. Así que no digas que no es un trabajo ameno. Hay una carcajada unánime en todos los operarios que el joven no digiere bien. Sigo pensando que si voy a estar así toda la vida mejor me busco otro oficio. ¿Y crees que en otros oficios no sucede algo parecido?, le impele Teisuke. ¿Preferirías lavar los caballos de un dignatario? ¿O salir a pescar de madrugada? ¿Te gustaría mejor hacer de recadero atravesando cada día las zonas más escarpadas y peligrosas? ¿O estar toda la jornada en la serrería llenándote de cortaduras? ¿Acaso te resultaría más atractivo trasladar sobre tus hombros a los viajeros en el paso del río Oi? ¿O dándole al remo hasta que en pocos años te encorvaras y ya no te quisiera ni tu propia mujer? ¿Elegirías hacer de porteador arriba y abajo por esas cuestas que dan a abismos por los que te puedes despeñar? ¿O te ves siendo criado de algún samurái déspota y caprichoso?
Kazuma, que suda por todos los poros de su cuerpo, se aturde. ¿Me queréis decir que no hay trabajo que no sea mejor que otro? ¿Que haga lo que haga estoy destinado a que los días nunca sean nuevos? Kiyogi, que sin ser un hombre excesivamente mayor tiene un carácter amargado, le mira de frente y le advierte. Mucho me temo que para los de nuestra condición no hay salida. Podemos, y no siempre, intentar cambiar de actividad pero no hay actividad que no exija el cien por cien de nuestro esfuerzo. No hay trabajo que no sea insistir una y otra vez, con mayor o menor riesgo, con mayor o menor desgaste. Hace tiempo que los que estamos aquí comprendimos que trabajar es una condena pero mayor pena es estar tirado por los caminos y que nadie te respete. ¿Acaso crees que si te metes a monje o a soldado vas a tener más resuelta la vida? Kazuma respira hondo y sonríe. No me veo ni meditando y elevando plegarias a las divinidades ni obedeciendo mientras me juego el pellejo para beneficio de los señores de la guerra. Tal vez tengas razón y hoy mi lugar sea este. Mañana quién sabe.
Hay muchas maneras de curtirse pero cada cual debe ser fiel a sí mismo para llevarlo lo mejor posible!
ResponderEliminarLo que ocurre es que eso se suele descubrir sobre la marcha y a veces a contrapelo. El humano se pone a prueba continuamente.
EliminarTal vez sea menos extenuante cualquier tarea si existe la posibilidad de cambiarla de vez en cuando. Ir alternando de oficio sin tener que sentir que se está condenado a repetir cada día de la existencia la misma carga.
ResponderEliminarSería ideal, pero está en función de posibilidades objetivas y habilidades personales, y el azar, que a veces nos sorprende. Pero cuando se lleva tiempo en la misma actividad no deja de ser usual sentir los efectos de la monotonía.
EliminarTodos los trabajos tienen su lado oscuro, pero al final se trata de ser feliz haciendo lo que haces. Porque si uno quiere que exista la profesión perfecta parar él, se frustrará.
ResponderEliminarEl aprendiz aprenderá. Un abrazo
Huy...eso de ser feliz haciendo lo que haces está reservado a ciertos ámbitos y a ciertos escogidos. Con que los trabajos sean llevaderos, se aprenda algo y haya margen de ejecución para el individuo me conformo.
EliminarPobre Kazuma, confunde la vida con el trabajo.
ResponderEliminarRecuerdo ahora las palabras recientes de un amigo, jubilado él que me dijo, que le costaba resignarse a acabar sus días viendo series de Netflix.
Creí oportuno no contestarle. ¿Para qué?
Yo he conocido algunos seres -por llamarlos de algún modo- que confundían vida y trabajo, bueno y vida y más cosas. Pero que una vez jubilados lo pasaban fatal porque en el trabajo se habían creído reconocidos -cuando habían sido utilizados- y por tener un cargo se pensaban que eran el no va más, y luego en la calle ya no han sido ni saludados por los que dependían de ellos.
EliminarSí, hay individuos que dan pena.
En todas partes cuecen habas. Es lo primero que pensé leyendo este texto, que no es tan simple como para resumirlo en un refrán. Mi madre me decía también que siempre hay quien gane, en lo bueno y en lo malo...
ResponderEliminarPienso luego en la palabra aceptación, que no es lo mismo que resignación (la última frase establece parte de la diferencia), en lo importante de fijar la mirada en lo que tenemos y no en lo que nos falta, de cómo ser capaces de encontrar felicidad en lo que hacemos y que esto no representa necesariamente lo que somos.
Besos
Pues no, no es lo mismo aceptar y adecuarse que resignarse y tirar la toalla. Con la primera actitud uno se recupera y se supera incluso, con la segunda...Pero siempre queremos más.
EliminarTus conclusiones son sabias.
Avanti, Alís.
Me gusta la respuesta final de Kazuma (Tal vez tengas razón y hoy mi lugar sea este. Mañana quién sabe) que deja la puerta entreabierta a más posibilidades y le quita hierro a la sentencia de Teisuke. Un abrazo.
ResponderEliminarEs una respuesta de situación. Kazuma se tiene que iniciar en un trabajo, pero puede cambiar o dedicarse a otra clase de vida más aventurera.Pero siempre tienen más conocimiento de las circunstancias los que ya llevan un tiempo trabajando que él que se inicia como aprendiz, digamos. Experiencia versus impulso aún salvaje. Un abrazo.
EliminarPuritita realidad para una inmensa mayoría y a través de los siglos.
ResponderEliminarTrabajar en algo que te ilusione y que sea útil y enriquededor, debe ser casi una escepción...
(Afortunadamente, yo pude ejercer mi vocación , pero conozco mucha gente que siempre, está renegando de su trabajo...)
Es que el tema laboral tiene muchas aristas, puntas, perfiles y grietas. ¿No lo tienen también otros aspectos de la vida?
EliminarBien estar, Soco.
Mañana las cosas pueden ser diferentes.
ResponderEliminarBien puede ser que ya no haya arroz.
Saludos,
J.
Pus sin lo básico no quiero ni imaginar. Y ha pasado.
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