(Katsushika Hokusai)
Unos visitantes curiosos preguntaron con aviesa intención al artista por qué solo pintaba vistas exteriores. No solo pinto lo que cualquiera puede ver cada día, sino otros paisajes más reservados, respondió él. ¿Y por qué no los muestra?, le dijeron provocándole. Ah, es que solo están destinados a los iniciados en la belleza y a los estimulados por la inteligencia, sentenció ingenioso el artista.
Todos apreciamos con mucho agrado la calidad y detalle de sus perspectivas sobre el paisaje, le siguieron atosigando con adulación. Así como la presencia omnímoda del Fuji, que no parece tener secretos para usted. Nos asombra cómo deja constancia de las tareas o del bullicio de la ciudad o del paseo de las gentes. Sus grabados son una fuente inagotable de deleite para todos los que admiramos su obra. Si ese mismo trabajo, con la meticulosidad y precisión con que lo ejecuta, lo traslada a la vida íntima seguramente habrá cerrado el círculo de representación del universo de la vida. El artista sonrió ante la insistencia malintencionada. ¿Se merecía aquella gente explicaciones? Un artista sentido no necesita hablar de lo que hace, se dijo a sí mismo, pues la obra habla por él. Les interrumpió con mordacidad razonada. La vida no se cierra por más que los artistas la representemos desde un ángulo u otro. La vida es inagotable y se recrea constantemente. ¿Acaso el sol sale cada mañana del mismo modo sobre el Fuji? El oleaje del mar o el curso de los ríos, ¿dibujan siempre los mismos movimientos? Las estaciones del año, ¿exponen idéntica luz y perfilan únicas geometrías? Las tareas o los entretenimientos de los humanos ¿siguen pasos iguales? Los instantes íntimos y apasionados, ¿se repiten dos veces?
Casi todos los visitantes, enmudecidos, hicieron un gesto afirmando sus conclusiones interrogativas. Pero uno de ellos, acaso el más necio e inoportuno, le espetó con soberbia: maestro, y nosotros que tan partidarios somos de su trabajo, ¿no nos merecemos ver la obra secreta? Nos tenemos por devotos de la belleza y nos consideramos suficientemente espoleados por la inteligencia. El artista, rehuyendo cualquier signo de afectación, optó por descalificarle sutilmente. Es que mi obra recóndita solo va dirigida a los que saben recrear el placer, y no solo a malgastarlo. Y el número de los adeptos a este arte, que es contado, no se abre a la simple curiosidad retorcida y morbosa de cualquiera.
Hay obras a que se abren sólo para quienes los ojos necesarios para poder captar o personas o sensaciones que muestran.
ResponderEliminarMuy buen texto. Un abrazo
El pintor del cuento espantaba a morbosos, aunque esta característica sea propia de los voyeurs...Gracias, Albada, por estar presta a la lectura siempre.
EliminarLa luz, siempre la luz.
ResponderEliminarAunque yo lo diría en plural: las luces.
EliminarAhh y las sombras: necesarias para crear y/o interpretar formas.
ResponderEliminarDe algo, poco, me habrá servido haber observado de cerca el proceso de pintar cuadros durante un par de décadas.
Las tonalidades acertadas de luces y sombras en un cuadro son como hálito que pone en marcha una escena o la aquieta. Las formas dependen de ellas.
EliminarEl morbo siempre presente y arruinando hasta la belleza más sutil.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Algunos prefieren ignorar o relegar la belleza en aras de una mera visión libidinosa. Pero los límites de la observación nunca están claros. Gracias, saludos.
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ResponderEliminarLa belleza grandeza y significado de una obra de arte, también y mucho está en los ojos y sensibiidad del que la contempla.
Saludos, saludables.
Naturalmente, y hay una relación emisor-receptor, ¿no? Saber mirar, qué importante. Incluso el crepúsculo exige una lectura propia.
EliminarHay una diferencia grande entre mirar y observar. Los primeros lo hacen con pertinaz glotonería; los segundos para encontrar el mensaje.
ResponderEliminarsalut
Buena distinción. Pero entre ambos verbos hay márgenes compartidos, yo creo.
EliminarEs entendible la actitud de ese pintor queriendo espantar a los malos espectadores que sólo buscan morbo. Es una forma de defender la integridad de su obra.
ResponderEliminarY que seguro que van a ver por la cara, mientras el artista ejecuta un trabajo del que debe vivir.
EliminarAprecio como salió el pintor de tanta curiosidad malsana porque el artista muestra de sí una parte en cada obra. Enseñarlo todo hubiera dejado al aire su parte más humana pero mostrar solo lo que deseaba le ha divinizado. Feliz semana
ResponderEliminarEs un pintor celoso y cabal de su propio trabajo. Pero no aspira a ninguna espiritualización especial, sospecho. Buen ánimo.
EliminarAdemás de hablar por su obra, puede hablar por si mismo.
ResponderEliminarSaludos.
Una relación de causa a efecto, indudablemente. Tiene callos como para saber responder a los curiosos impertinentes. Salve.
Eliminar¿Por qué hay obras que nos guardamos para nosotros mismos o para unos pocos? Podría ser que nos volvamos más selectivos en cuanto a quién es digno de verla, pero yo intuyo que la razón está en nosotros. Creo que la aparente soberbia del maestro (es mi juicio) esconde alguna inseguridad.
ResponderEliminarBesos
Hay artistas celosos de su desempeño, ¿no crees? Comparten con quienes se sienten comprendidos, tal vez. O es el caso del maestro del relato. ¿Inseguridad? Acaso es que no le gusta que malinterpreten su trabajo y se vea sesgadamente. Buen lunes austral.
EliminarEn última instancia: la libertad del artista en ofrecer su obra a quien quiera, y de la forma que le parezca más oportuna.
ResponderEliminarCuanto a dar explicaciones: llega un momento en que no paga la pena, predicar en el desierto solo cuando apetece de verdad.
Por supuesto la libertad honra al artista, pero no siempre puede atenerse a ella, sobre todo si son encargos, pero ha habido quienes han ido más allá, no obstante el pago.
EliminarSalud, G, y goce de la belleza en cualquiera de sus formas multiplicadas.
No analizo lo que escribes lo disfruto
ResponderEliminarun saludo desde el silencio del mar en Miami
Es sabio y además tienes derecho a ello lo que dices. En muchos casos me ocurre lo mismo.
Eliminar¿Miami Beach o Downtown Miami o Pequeña Habana?
Cada artista ¿es libre de hacer lo que le plazca con su obra o se debe a su público? Seguramente las dos cosas ¿no?
ResponderEliminarUn relato para reflexionar...
Un artista libre y creativo será aquel que deja fluir su necesidad expresiva de modo sincero, como un poeta. Pro el artista también se acoge a la solicitud de mecenas y patrocinadores que le encargan, incluso con un guion lo que quieren. ¿El público? ¿Qué quiere y qué sabe el público?
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