El grupo de mujeres amigas decidió ausentarse de sus ocupaciones habituales. Unas, ignorando al esposo. Otras, sorteando su trabajo cotidiano. Todas, rompiendo con sus monotonías. Hagamos del paseo por el lago Yamanaka una fiesta especial que nos merecemos, se dijeron. Hemos preparado una excursión, pero venimos todas con nuestras mejores galas sin haberlo acordado, observó Seina. Eso es prueba de que tenemos la misma conexión instintiva, replicó Yuji, pues si nos ponemos guapas para nuestros maridos o para las visitas y las ceremonias, ¿por qué no íbamos a hacerlo para complacer a la naturaleza ? ¿Acaso no se merece nuestra elegancia? Reiko, que era la más reflexiva, apuntilló: Estoy de acuerdo. Cada elemento o ser de la naturaleza ve y siente en su mundo. Mira con sus propios ojos y disfruta o rechaza cuanto no le gusta de los humanos o de otras especies. Entonces, saltó Asuka, ¿crees que hay entre los montes, la vegetación o las aguas un intercambio de emociones? Porque los humanos, cuando nos asombra un paisaje o nos afecta una persona también vibramos, ya sea por gusto o por desdén. Yuji, en la que aún coleaban ancestrales creencias animistas, no dudó. Cada componente de la naturaleza sufre un florecimiento pero también un desgaste. Sus miradas y sentimientos, que los tienen, no son como los de los humanos, pero no me cabe duda de que tampoco son simples comparsas pasivos de la existencia. Además, ¿cómo no van a estar contentos cuando nacen a la vida y también acongojados cuando sufren la pérdida? A Reiko le gusta la polémica. Dices bien. En las interpretaciones que hacemos normalmente creemos que el Universo entero solo se explica desde nuestras necesidades y caprichos, pero a mí me parece que aquel ni imparte órdenes ni exige misiones a ejecutar. La naturaleza sabe ser por sí misma, no nos necesita. Puesto que siempre nos estamos quejando de nuestros maridos y amantes acaso nosotras deberíamos tomar ejemplo del caos a través del cual se manifiesta todo lo natural. Seina, más sencilla y también más sensitiva, prefiere gozar de la excursión y desvía el tema. ¿Hemos venido al lago a contemplar lo hermoso y a gozar de los aromas que emanan de las orillas floreadas o a discutir como los hombres en las tabernas? Ah, corta Asuka, ya quisieran los hombres hablar en las tabernas de otra cosa que no sea lo que les dicta su instinto de quejas, su avidez de ganancias o la presuntuosidad de sus conquistas. La barca es un altavoz de risas. Las mujeres se dispersan entre sí con miradas hacia todas partes, ansiosas por juntar por un día la observación de los paisajes con la disposición de un tiempo que les es propio y que tienen que hurtar a los días ordinarios. Toca el shamisen y cantemos una melodía, propone Yuji a la instintiva Seina. ¿De amor?, pregunta esta. Ahora que estamos solas no solo de amor sino también de guerra, responden las demás con picardía.
Sabia decisión lo de vestirse con las mejorers galas. Es mejor ponerse guapo que andar por ahí andrajoso, no hay que estropear el paisaje, cuidar la naturaleza y preservar el paisaje urbano.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
No sé hasta qué punto en estos tiempos se concibe la estética como un valor activo, como una actitud compensadora. Hay demasiada uniformidad cutre en nuestro entorno.
EliminarMe gusta la idea de que la naturaleza tenga alma, hay experimentos con electrodos colocados en las plantas que confirman que reaccionan a la música o ante el fuego. ¿Y si los seres que consideramos inanimados no lo fueran tanto como pensamos?. Me parece interesante la teoría animista de Yuji. Un abrazo.
ResponderEliminarTodo consiste en qué entendemos por alma, un concepto líquido o abstracto o literario simplemente establecido para entendernos cuando hablamos de...¿de qué? ¿Se pueden disociar los elementos que constituyen un cuerpo cualquiera de la naturaleza, por ejemplo el humano? Y en ese sentido, si el humano tiene una naturaleza complicada y variada ¿por qué no la van a tener otros sistemas que habitan el planeta, aunque sea con otras características o manifestaciones? El animismo, que fue una visión y una actitud mágico religiosa, y que sigue subyaciendo más de lo que nos pensamos, es también una visión antropocéntrica. A los humanos les ha gustado siempre -probablemente por necesidad o por límites de conocimiento- pensar a la naturaleza exterior como si fuera un algo de humano. La idea es bonita y muy literaria para mí. No, los seres que llamamos inanimados no lo son tal, tienen sus idas, sus pautas, sus reglas, sus ciclos de vida particulares.
EliminarLargo tema, para hablarlo con calma, buen día Ana.
Muy pícaras las amigas. Me gusta que cuestionen si gozar de la naturaleza o enredarse en asuntos más mundanos.
ResponderEliminarUn abrazo
Acaso no eran mujeres meramente sumisas y que cumplían el rol que la sociedad establecía para ellas...y sabían más de lo que creían sus familiares y vecinos. Salud.
EliminarPues no había reparado mucho en el detalle de la escapada porque puse el foco en el animismo, que captó mi atención al momento. Yo me evado de las obligaciones, dosifico más bien, a menudo, aunque socialmente no haya costumbre, me gusta ir a mi ritmo y me carga mucho estar sometida a roles que no comparto. Igual por eso no tuve en cuenta lo especial que era para esas mujeres permitirse esa escapada.
EliminarSe supone que ellas pertenecen a otra sociedad y otro tiempo...lo dejo ahí, trasládate con la imaginación. Aunque ya sabemos lo que ha sido la sumisión en el país que habitamos hasta hace cuatro días.
EliminarMe gusta eso de escapar por un momento a la pesadez de la rutina, más aún cuando se permiten ciertas libertades que usualmente vamos filtrando. Se lo disfruta más.
ResponderEliminarBuen paseo, gracias!
=)
Decididas ellas, como decía aquel: la libertad no se da, se toma. Tal vez ellas aplican la idea. Gracias, Neo.
EliminarUna tarde de chicas que en un segundo deriva a cuestiones más profundas, filosóficas y ancestrales. Como un soplo de libertad el paseo y un fino análisis sobre esas cuatro personalidades y su forma de ver el mundo. La verdad es que en cierta manera me identifico con Yuji a pesar del espacio-tiempo que nos separan. Feliz fin de semana
ResponderEliminarQué interesante eso de buscar una identificación con uno de los personajes, en un relato tan breve como efímero. Gracias, N.
EliminarHola, Chitón.
ResponderEliminarNada de intrascendente el mensaje que nos deja, ese grupo de mujeres.
Todos los seres vivos tienen "alma", sea cual sea su naturaleza. Lo sabemos los que amamos a los pájaros, perros... y convivimos con cualquier tipo de plantas.
Cuando ayudo a mis hijos, que cultivan plantas en invernadero, a trasplantar, esquejar... siempre hablo con ellas y estoy segura, que de algún modo me escuchan
así como a la música que siempre compartimos... Tema interesante, para horas de charla...
Buen fin de semana, sin sobresaltos.
Pues sí, un tema de horas y sin soluciones, probablemente. Eso de dividir al individuo entre cuerpo y alma hum creo que está desfasado hoy día. Pero bueno, es parte del relato.
EliminarGracias por opinar, Soco.
Bueno, no se trataría de dividir al individuo -persona, animal y planta- , sino de dotarlo de algo, que está por encima de la materia visible y tangible, no?...
EliminarSoy un escéptico al respecto, Soco, lo siento. Nada hay por encima de la materia visible y tangible, sino dentro de ella. Sigamos conociendo la materia sea cual sea su manifestación. Ya es bastante apasionante.
EliminarAunque ya es muy tarde dejo esta cita de Baruch Spinoza el filósofo:
Eliminar"Hemos dicho, en efecto, que el entender es una pura pasión, es decir, un cerciorarse en el alma de la existencia y la esencia de las cosas; y que, por tanto, jamás somos nosotros quienes afirmamos o negamos algo de la cosa, sino que es la cosa misma la que afirma o niega en nosotros algo de sí misma".
Tal vez esta cita nos haga pensar a los dos; yo ya me he puesto a ello.
Sí, claro, Chitón, si yo también "creo" como tú, que esa"alma" no es sino un poder o sí, manifestación de la materia. Al decir por encima, no quise decir fuera o separada de ella, como un ente o espíritu que salía volando, según adonde...
Eliminarsí, para seguir pensando largo y tendido, no?...
Buenas noches.
Hasta el estertor, hermana.
EliminarQue ese instinto de guerrera que les llega ahora que están solas les dure para cuando no lo estén, no por generar una batalla, sino por poder defender esos espacios propios que tienen que robar.
ResponderEliminarCoincido en que la naturaleza tiene emociones (aunque no sean necesariamente como las nuestras) y, por supuesto, coincido en que no nos necesita. Más bien al contrario.
Besos
Me place saques conclusiones del texto. Aunque del tema naturaleza y sociedad podríamos hablar mucho y lo haríamos siempre de manera antropocéntrica, imagino. Todas las críticas que hacemos hacia la destrucción por parte humana de lo natural, digamos, o la vista gorda, lo hacemos en función del utilitarismo que el sistema bajo el que nos regimos impone. Pero siempre escupimos al cielo y el escupitajo nos cae. Pero no seamos pesimistas del todo, en muchos lugares del planeta prima la cordura, en otros, los negocios madereros por ejemplo. Pero es lo que queremos, ¿no?, podría ser la pregunta. El tema nos llevaría a ser críticos y no quedarnos en demagogias o buena voluntad superficiales.
EliminarDe una forma u otra todas las melodías de amor son, también, de guerra.
ResponderEliminarSaludos,
J.
De guerra y de muerte, no olvides los opuestos Eros/Tánatos, lo cual no quiere decir violencia abierta, sino simplemente desafección, acabamiento, etc. Saludo.
EliminarLa barca es un altavoz de risas cuando eligen saborear libres, abiertas, la naturaleza a través de los sentidos los sentidos luciendo ellas desde el principio sus mejores galas. Y optan, ¿por què no? guerra.
ResponderEliminarSalud Fackel.
Cómo siempre, me ha gustado. Rico, profundo, diverso. Un placer.
Anna Babra
Oye, que el cuentista Chitón cuenta su cuento inventado, pero en el ukiyo-e de Hokusai seguramente la historia es otra. Pero que un pintor pueda sugerir más allá de lo lineal o descriptivo ¿no es bonito?
EliminarGracias, Anna, salud para ti.