(Kitagawa Utamaro)
La dulce Sei soñó una noche que dejaba de escribir. Varios vecinos se la acercaban y la inquirían displicentes: Sei, ¿por qué no escribes? Atemorizada, los rehuía e iba a ocultarse entre los bambúes. Al borde del camino aparecía entonces el melancólico pastor de cabras. Me han dicho que ya no escribes nada, Sei, ¿y cómo voy a acompañar entonces mis largos tiempos de soledad? Sei le replicaba: escribiré solo para ti, porque solo deseo escribir para los solitarios y para los que son apartados del mundo. En aquel momento el joven pastor desaparecía y las cabras cercaban a Sei. Volveré a escribir, volveré a escribir, se puso a gritar como loca tomando a la carrera la senda que iba a la aldea. Pero cuando llegó la aldea tampoco estaba.
Sei se despertó con tal brusquedad que le costó respirar. Se sentó temblorosa y agitada sobre el futón y la humedad de las manos no era de sudor sino de tinta.
Garras de la noche
¿por qué hendís mis sienes?
Solo soy vuestra
si el sueño escribe.
Mi voz para los hombres.
Qué bonita entrada Chitón. Debería aplicarme el cuento para sobrevivir si no fuera porque mi aldea también se esfumó! Quizás en vida onírica.
ResponderEliminarAcaso el misterio del vivir consista en sobrevivir a lo que desaparece.
EliminarMuy tierno escribir para solitarios y despojados.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, y tú, sigue sudando tinta que lo haces requetebien.
Adriana
Pero la tinta mancha lo suyo; lo sé por experiencia; aprendí a escribir con palillero y tintero, ayudado por el papel secante de aquellos de Pelikan.
EliminarEscribimos en sueños, y vivimos en sueños, seguramente más de lo que pensamos. Cuesta mucho apreciar la vida en su sencillez, con ojos de inocencia y de asombro por la maravilla que palpita en todo lo que nos rodea, lo cotidiano, que no solemos apreciar. Lo sencillo parece poca cosa, y seguramente preferimos envolvernos en la niebla de mil y un deseos, persiguiendo sueños, cada uno a su manera.
ResponderEliminarPues hay que valorar lo sencillo y cotidiano, evitar la monotonía y atravesar la niebla lo antes posible, luego ya se verá.
Eliminar¡Ojalá fuera un sueño la realidad de no poder escribir!
ResponderEliminar¡Ojalá fuera un sueño el vacío que se siente!
Gracias Chitón
Saludos
Tal vez la escribiente Sei da una clave. Gracias a ti.
EliminarHabrá alguien que escribe en su sueño el guión para que no desaparezcan nuestras vidas? Me quedo pensando...
ResponderEliminarYo creo que en el sueño de cada individuo hay un intercambio de relatos entre dos personajes y dos mundos, y no se lo pasan mal, no. Se deben el uno al otro y son muy útiles entre sí. Considéralo.
EliminarCuando las palabras quieren fluir nada las detiene.
ResponderEliminarSaludos,
J.
En efecto, aunque a veces deban refugiarse en sus covachas de invierno. Luego saldrán más fortalecidas.
EliminarTal vez necesitamos sueños, para solitarios, que acaben saliendo en forma de tinta por los dedos.
ResponderEliminarBuen texto. Un abrazo
Los hay, Albada, los hay. Cuentos y solitarios, ya sean estos a tiempo parcial o total. Y hay intermediarios. Cualquiera de nosotros podemos ser narradores para otros, desde nuestra pequeña parcela y nuestras limitadas dimensiones.
EliminarParir escritos necesita algo de sufrimiento personal.
ResponderEliminarNo digo que no; también placeres. El peor sufrimiento es escribir obligatoriamente, forzadamente.
EliminarAdmirable la profunda sencillez de este texto.
ResponderEliminarDejar de escribir... se puede?... Creo que es adictivo, como una droga -supongo- que te domina.
Feliz domingo, Chitón
Pero la pregunta podría ser: ¿una adicción destructiva?
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ResponderEliminarBueno, la adicción por definición es patológica, no? por lo que hablar de una afición adictiva, puede ser excesivo.
Pero, en este caso, es hablar "no al pie de la letra"
como haría la dulce Sei, no crees?...
Mejor no hablar al pie de la letra, sí, y que las letras cabalguen como les venga en gana (en gana de quien escriba)
EliminarEscribir para los solitarios, qué bello...
ResponderEliminarEs muy delicada Sei
Un abrazo dentro del sueño
Y para los arrojados del mundo, tan abundantes o más que aquellos.
EliminarSí, se ve que Sei es así.
Por todas las Sei que hombres y mujeres llevan dentro.
Me encantan los personajes de este cuento. Son originales y delicados. Están tocados por el asombro.
ResponderEliminarTodos estamos tocados por el asombro, pero no sé por qué solemos reprimirlo y entregarnos a las garras de una cotidianidad poco creativa. Gracias por saber leer.
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