(Katsushika Hokusai)
Lo inalcanzable es lo que alimenta los sueños, dice un peregrino humilde a algunos visitantes pudientes del templo. Fluyen de toda condición social, unos en carromatos, otros sobre caballerías, los más a pie. Los que han realizado las ofrendas y orado por sus difuntos se despliegan sobre el barandal a admirar el paisaje. Estrenan primavera, la luz acompaña, el clima se les obsequia benigno. Contemplan el gran volcán. El que existía antes de cualquier religión. Mucho antes de los primeras magias de los hombres. E incluso antes de los mismos hombres. Alguien replica al peregrino desarrapado que los sueños son los que motivan las obras humanas. Eso parece, dice aquel. Tal vez por ello son tan frágiles como quebradizas. Sí, le impugna el otro, pero si no fuera así no existiría este templo, por ejemplo. Ni nuestras ciudades, ni las máquinas, ni los transportes, y tampoco podríamos obtener los recursos de cada día. El modesto peregrino no le dice que no. Solo matiza. Los sueños están bien si se les doma. Cuando se les hace crecer en demasía pueden volverse contra los hombres. Su interlocutor no ceja. ¿Qué pasa si los hombres dejan volar los sueños que no dejan de iluminar sus ideas y concretar sus obras? A aquel peregrino sencillo no le gusta dejarse enredar y zanja la discusión con una frase simple y enigmática. Pasa lo que está pasando, responde bajando el tono de la voz.
Todos los del mirador fijan su vista en el paisaje lejano. Coinciden en que aquella observación emociona y relaja. ¿No son dos sensaciones opuestas?, pregunta con sencillez una dama de buena posición. Naturalmente, hay emociones causadas por la tensión y otras derivadas de la calma. Pero yo tengo la impresión de que aquí, deslumbrados todos por el monte sagrado, descubrimos el vínculo entre tensión y disfrute. ¿Cuál es ese vínculo?, le requiere otro de los viajeros circunstanciales. La mujer no duda: la belleza.
(Si la búsqueda de la belleza dirimiera las disputas de los hombres...)
Todos los del mirador fijan su vista en el paisaje lejano. Coinciden en que aquella observación emociona y relaja. ¿No son dos sensaciones opuestas?, pregunta con sencillez una dama de buena posición. Naturalmente, hay emociones causadas por la tensión y otras derivadas de la calma. Pero yo tengo la impresión de que aquí, deslumbrados todos por el monte sagrado, descubrimos el vínculo entre tensión y disfrute. ¿Cuál es ese vínculo?, le requiere otro de los viajeros circunstanciales. La mujer no duda: la belleza.
(Si la búsqueda de la belleza dirimiera las disputas de los hombres...)
Hay quién se limita a comprar la belleza sin saber disfrutarla.
ResponderEliminarSaludos.
Ya el mero hecho de comprar belleza rechina bastante, ¿no? Pero ya sabes, los coleccionistas que no cesan suelen ser así. Algunos, en efecto, para exhibir ostentación. ¿Recuerdas al citizen Kane y su Xanadú? ¿O al más real W.R. Hearst en el que se inspiró Wells? Hearst tenía tesoros llevados de España de mala manera. De lo último que me he enterado es que un artesonado mudéjar de un pueblo vallisoletano está instalado en una de sus posesiones. ¿Disfrutaría de él?
EliminarGracias, Alfred.
Creo que ante un volcán, si no está en erupción, se da la calma y también la emoción de escuchar el silencio.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde
Una vez estuve diez días a la sombra del Teide y era fantástico saberlo ahí. Incluso en los días de neblina o nubes bajas, en que no le veías, imaginaba y sentía ¿su protección? Vaya, me ha dado la ventolera esotérica. Ah, las emociones, gracias.
EliminarEs posible existe una relación directa entre la contemplación y la calma; entre la tensión y el disfrute. Entiendo el disfrute, la calma, tras la tensión para su logro. La contemplación y la calma se consiguen a través de la belleza, lejos de cualquier tensión.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Chitón.
Saludos.
Es difícil siempre mantener un equilibrio, pero hay que buscarlo. Gracias, Rosa.
EliminarPor alguna razón siempre es más fácil mirar a lo lejos que reconocer lo que más cerca se encuentra.
ResponderEliminarY más satisfactorio en algunos casos.
Saludos,
J.
Me haces pensar: ¿será que mirar a lo lejos es más general, más superficial, y no nos exige mayores precisiones? En cambio, hacerlo de cerca o somos rigurosos o seremos calificados de cegatos. No digo que no sea satisfactoria la vista a distancia, pero también se necesita una buena lente. Se puede contemplar la Historia por encima y equivocadamente, dependiendo de si utilizamos una lente de prejuicios o una lente de interés real por saber el máximo posible del pasado. Por ejemplo. Un abrazo.
EliminarPor la Belleza. Y por la Vida, para poder y saber buscarla... aunque sea desde la clausura.
ResponderEliminarBuenasnoches.
La Belleza es propiedad de la Vida. La Vida, no obstante tiene más propiedades, algunas antagónicas a la Belleza. Sobre todas ellas el horror.
EliminarPor supuesto que la reclusión permite búsquedas, algunas inéditas y que nos sorprenderán.