(Katsushika Hokusai)
Las dos orillas se alejan,
las dos orillas se atraen.
Llévame a la otra parte, barquero.
Pero tráeme de regreso.
Que me esperan.
Es la vieja canción de los barqueros. Alguno de los pasajeros la acompañan silbando. Otros convierten la travesía apacible en un espacio de tertulia. El monje, absorto en la perspectiva del horizonte, lo traduce a una oración. Se agradece la paz que nos otorgan los cielos, exclama con la contenida euforia que caracteriza a un religioso. Pero el samurai lo escucha. Ah, la paz es un logro de nuestra protección. Sin ella, ¿qué haríais los demás? ¿Qué sería de vuestra vidas? Ni una ni otra paz que invocáis sería posible si no dispusieseis de los bienes que proporcionamos, ríen los comerciantes que van a negociar al otro lado del río. La paz sin riqueza saltaría por los aires. Una madre que amamanta a su hijo calla pero piensa: si no os hubieran parido primero y cuidado después ibais a estar ahora aquí disputando tonterías. Un poeta que observa de reojo a la mujer, parece interpretarla y sale de su mutismo. Hay dos naturalezas, la que nos trae a este mundo y la que nos es obsequiada para disfrutar. Los demás se vuelven hacia él y asienten con la cabeza. Dos viajeros que despliegan como pueden una baraja de karuta apuestan por el azar. La vida es un juego. Decimos que los cielos salvan, pero a veces nos condenan. Los servidores de la autoridad se reivindican para nuestra protección, pero ¿cuántas veces no nos dejan desvalidos? Los mercaderes aportan bienes, pero se aprovechan hasta el abuso. Los poetas creen conquistar el mundo con sus rimas, pero ¿hasta qué punto llegan a saciar nuestras sensibilidades? Las naturalezas de la vida están sometidas al azar. Nosotros jugamos a las cartas para fingir que la suerte es nuestra aliada, pero sabemos que la fortuna no es eterna.
Otomo, el barquero principal, detiene el remo. Respira hondo desde su garganta, que expulsa un olor apestoso a sake. Eh, tú, Sone, le dice al compañero. Despierta y toma mi relevo. Las verborreas apelmazan mi cabeza más que la corriente a mis músculos.
(En tiempos de palabrería, no hacer dejación del pensamiento)
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ResponderEliminarPues hay quienes se prestan a manipular y a controlar, siquiera con el uso mezquino y tergiversador de las palabras, todo lo que no es de su gusto, criterio o beneficio.
EliminarSuerte, azar, pensamiento ...
ResponderEliminarLa vida es una mezcla de azar y resultado de pensamiento; pero las palabras de nada sirven si los actos no los acompañan.
Me ha gustado tu entrada Chitón.
Gracias.
Saludos.
Los actos siempre acaban imponiéndose. Afortunadamente, merced a ellos se acreditan o desacreditan las palabras, las aparentes buenas intenciones, las promesas y los gestos que quedan en agua de borrajas. Creo en una naturaleza concluyente de los actos.
EliminarGracias por el comentario.
Todo lo que nos haga pensar es bueno y nos hace avanzar en el proceso de comprensión de nuestra realidad y nuestra existencia. Pero en exceso, las teorías y opiniones lanzadas rápida y superficialmente, sin sentido crítico y sin escuchar opiniones diversas, lejos de aclarar, confunden y angustian y provocan rupturas irreconciliables. Un abrazo
ResponderEliminarNeo, como bien sabes estamos pasando una travesía dura, difícil pero interesante estos días. Aún nos quedan tres semanas más, porque las autoridades gubernamentales, sanitarias y científicas consideran que debe ser así. Dura y difícil porque el confinamiento no lo hemos vivido nadie, salvo si hemos estado alguna vez enfermos durante largo tiempo. Interesante porque vamos a ver muchas cosas y consecuencias, que van a ser terribles, de orden económico, social y político. Pero también nos van a decir del ser humano, de su capacidad de resistencia y de sobreponerse, de obrar el bien y de actuar con el mal. Veremos de todo e incluso, desgraciadamente, pondremos caras. Pues bien, ahora o estamos unidos o acabamos enfrentándonos, además de no vencer al virus.
EliminarHay gente con perversa intención que se dedica a propagar mentiras por las redes, a criticar a las autoridades sin fundamento, a meter cizaña y confusión. Yo soy de la opinión de que habrá momento, cuando pase todo, de pedir responsabilidades de gestión no solo a las autoridades españolas, si es que hay que pedirlas, sino a las mundiales. ¿Dónde ha estado el G7 en esta crisis que se veía venir? ¿Cómo ha sido tan débil la reacción de la UE? ¿Por qué tenemos tan malos dirigentes internacionales que nos dejan desnudos en aras de salvar sus economías y políticas que, acaso, no se salven tampoco? No sé.
Presencio cada día cómo me llegan tonterías por el móvil sin ninguna base más que divisionista y destructiva. Y la ignorancia se presta a ello. Pero yo, Neo, hace mucho descubrí que ignorancia es igual a perversidad, a maldad. Hoy día solo es ignorante en un tipo de país como el nuestro, o el tuyo, el que quiere seguir siendo. O el que quiere respaldarse con su ignorancia para librarse de responsabilidades y compromisos. El ignorante, junto con el que mete cizaña, a sabiendas de que lo hace, son los más peligrosos para el lado constructivo del Hombre.
Un abrazo, Neo. Me niego a aceptar fakes por las redes. Me gusta respirar aire puro y estos días -no hay mal que por bien no venga- nuestras ciudades están más limpias en su atmósfera que nunca.
Las dos orillas se alejan,
ResponderEliminarlas dos orillas se atraen.
Llévame a la otra parte, barquero.
Pero tráeme de regreso.
Que me esperan.
(Esto habría que dejarlo escrito en el aire)
Es que esas canciones de barqueros...
EliminarEsto es lo que me sugirieron tus palabras: ¿Y si no hay barqueros? ¿Y si ya no quedan barcas? ¿Y si luego no hay nadie que llevar a casa? Como ves, nada de cancioncitas. De gracioso nada de nada.
EliminarComo en esta vida no todo se reduce a "si no" o a "si sí", o más bien son posibilidades no tanto opuestas como alternas, déjalo en el aire -que es puede tomar- por aquello de que "mía es la voz antigua de la tierra"
EliminarY porque
"...Y cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?"
León Felipe, poeta y sabio.
Suscribo.
ResponderEliminar=)
Un fuerte abrazo
Luego estás informada; gracias, me consuelas.
EliminarQué historia tan interesante la de ésta travesía. Tan variopinta. Según las percepciones de cada uno de los personajes, se crea un puzle en el que todas las aportaciones son ciertas y ninguna es la verdad absoluta.
ResponderEliminarDa mucho que pensar. Posiblemente la vida es eso, un puzle en el que todos aportamos algo, lo que creemos más importante, nuestra verdad.
Y al final sólo la suma de todas las partes nos puede dar una idea aproximada de lo que buscamos, si es que lo buscamos, el sentido de ésta travesía que es nuestra vida.
Pues sí, la vida tiene mucho de puzle y de rompecabezas. Aportamos y extraemos. Lo mejor es ser prudentes. Sobre el sentido de la travesía...hay muchas interpretaciones o significados. Sería un tema largo.
EliminarExcelente descripción. Envidio la precisión de tus palabras.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Gracias José A. Lo cierto es que las descripciones de las imágenes de este artistas y otros cuantos japoneses, que espero traer aquí, dan para muchas reflexiones. Creíamos que en Occidente lo teníamos todo visto. Salud como nunca.
EliminarNo nos preguntamos lo que construye o destruye nuestro trabajo. Afanados en los remos olvidamos preguntar a dónde nos conduce el timón.
ResponderEliminarPues eso mismo lo estamos viviendo estos días. Porque la fábula está en la vida cotidiana, en el transcurso de un día a otro. Somos ignorantes y queremos seguir siéndolo. La ceguera nos hace renunciar a la inteligencia. Y nos la jugamos. La vida. Pero acaso la tendencia es irreversible. Da gusto saber de nuevo de ti.
EliminarTodos hablan, todos opinan. Cad uno de diferente manera sobre lo mismo, según su profesión o circunstancia o percepción o conocimiento. O manera de ser. Pienso que en general, se habla demasiado, a veces sin pensar y sin demasiado respeto...
ResponderEliminarAbrazo y ánimo en el refugio obligado pero necesario.
Entre la parcialidad subjetiva pero respetuosa y la palabrería insensata e intolerante, cuando no fanática, hay un abanico de comportamientos que definen a cada cual. Estos días muchos se están retratando. Hay quienes no dan el brazo a torcer y buscan justificar siempre las negras ideas sin ponerlas en cuestión con las opiniones de otros. Tienes razón, Soco, pero algunos no hablan, vociferan, te impelen a que les des la razón, y ahí están los límites. A ver si algunos reflexionan más estos días. Lo dudo, las cabras siempre tiran al monte. Gracias y a sobrellevar y no coger lo indebido.
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